Érase una vez, un pequeño pueblo donde la vida era muy agradable. Los lugareños eran solidarios y se llevaban muy bien.
Voy a contaros la historia del pequeño Luis. Tenía ocho años y era muy bueno con los otros. Su padre era carpintero entonces Luis empezó a aprender el oficio. Tenía que empezar a trabajar muy joven porque era hijo único.Durante una terrible primavera, el invierno persistió y las cosechas corrieron un grave peligro. Los aldeanos se sentían tristes, tenían miedo y no habían visto el sol desde hacía siete meses. Los chicos ya no jugaban en las calles. Luis, que se aburría, fue al taller para divertirse. Al llegar, se le ocurrió fabricar una muñeca, tan grande como él. Le bastó un día para acabarla. Ella era guapísima, Luis se sintió muy orgulloso de su trabajo. Mirando a su nueva amiga a los ojos, pronunció este deseo: "Por favor, promete hacernos todos felices". Repentinamente, la muñeca se animó y comenzó a cantar y bailar. Luis la llevó hasta la alameda. Los lugareños no se atrevieron a acercarse a ellos pero finalmente, todos se reunieron en torno a la muñeca tenía una voz maravillosa y un aspecto angelical con su sonrisa infantil. No dejaba de cantar su mágica canción de cuna, era el rayo de luz del pueblito. Los días pasaron y el pueblo recobró la alegría de vivir.Pero, el tiempo no permitía cultivar la tierra y quedaban pocos alimentos. Una noche oscura, cuando los rayos de la luna eran muy débiles, los aldeanos abandonaron el pueblo con todos los niños. Luis se quedó porque no había conseguido apagar la muñeca y no quería que cantara sola en este lugar abandonado. Así es como acabaron sus vidas, juntos, felices. Luis se ocupaba reparando el pueblo y la muñeca cantaba y cantaba y seguía cantando.Luis se hizo muy viejo y llegó el día de su muerte. Justo unos minutos antes, dijo esto a la muñeca, mirándola a los ojos: "!fuiste mi rayo de sol!"En efecto, era la única manera de apagar la muñeca. Luis y su muñeca murieron juntos y desde entonces, fueron las primeras estrellas en este cielo tan negro.
Voy a contaros la historia del pequeño Luis. Tenía ocho años y era muy bueno con los otros. Su padre era carpintero entonces Luis empezó a aprender el oficio. Tenía que empezar a trabajar muy joven porque era hijo único.Durante una terrible primavera, el invierno persistió y las cosechas corrieron un grave peligro. Los aldeanos se sentían tristes, tenían miedo y no habían visto el sol desde hacía siete meses. Los chicos ya no jugaban en las calles. Luis, que se aburría, fue al taller para divertirse. Al llegar, se le ocurrió fabricar una muñeca, tan grande como él. Le bastó un día para acabarla. Ella era guapísima, Luis se sintió muy orgulloso de su trabajo. Mirando a su nueva amiga a los ojos, pronunció este deseo: "Por favor, promete hacernos todos felices". Repentinamente, la muñeca se animó y comenzó a cantar y bailar. Luis la llevó hasta la alameda. Los lugareños no se atrevieron a acercarse a ellos pero finalmente, todos se reunieron en torno a la muñeca tenía una voz maravillosa y un aspecto angelical con su sonrisa infantil. No dejaba de cantar su mágica canción de cuna, era el rayo de luz del pueblito. Los días pasaron y el pueblo recobró la alegría de vivir.Pero, el tiempo no permitía cultivar la tierra y quedaban pocos alimentos. Una noche oscura, cuando los rayos de la luna eran muy débiles, los aldeanos abandonaron el pueblo con todos los niños. Luis se quedó porque no había conseguido apagar la muñeca y no quería que cantara sola en este lugar abandonado. Así es como acabaron sus vidas, juntos, felices. Luis se ocupaba reparando el pueblo y la muñeca cantaba y cantaba y seguía cantando.Luis se hizo muy viejo y llegó el día de su muerte. Justo unos minutos antes, dijo esto a la muñeca, mirándola a los ojos: "!fuiste mi rayo de sol!"En efecto, era la única manera de apagar la muñeca. Luis y su muñeca murieron juntos y desde entonces, fueron las primeras estrellas en este cielo tan negro.
¿A qué no sabéis que las estrellas son todas las personas que murieron felices?
Charline.
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