miércoles, 10 de junio de 2009

Amor y maleficios


Érase una vez un viejo pueblo misterioso en el centro de una colina, en el que Vivian aldeanos. Cada aldeano era amable y alegre. Ellos vivían gracias a huertos y del comercio.
Pues, un príncipe azul muy solitario había oído hablar de una casita en la que había un hada maravillosa. El príncipe azul quiso ir para romper el sortilegio y librarla de sus zapatos de hierro que le impedían andar.
Se fue galopando con su unicornio Curruca que volaba y tenía los ojos verdes. El príncipe cruzó el bosque maléfico aunque había muchos animales salvajes y evitó las trampas. Pues, gracias a su unicornio, pudo nadar en el lago Negri. Y por fin, el príncipe azul en vez de escalar la montaña donde se situaba la casita del hada maravillosa, voló en la espalda de Curruca.
Delante de la casita, el príncipe azul divisó al hada que estaba sentada en una silla. El príncipe azul le habló y el hada le contestó que si quería salvarla del embrujo debía resolver dos enigmas:
I/ Si yo quisiera dar la vuelta al mundo... ¿Cuánto tardaría?
II/ Si yo quisiera venderme... ¿Cuánto valdría?
El príncipe azul buscaba, buscaba, y rebuscaba las respuestas. Y las respuestas sin aparecer. Pues, el príncipe azul volvió al pueblo y preguntó a los aldeanos pero nadie sabía las respuestas y las respuestas sin aparecer.
Así que, el mismo día, el príncipe azul desesperado volvió a la casita con Curruca. Y el príncipe azul reflexionó y preguntó a su unicornio si sabía las respuestas. Curruca extrañamente pudo hablar y le explico que conocía las respuestas porque en realidad había servido al brujo que había echado el maleficio al hada.
El príncipe azul llevó Curruca a la casita de la famosa hada. El hada le hizo la primera pregunta:
« I/ Si yo quisiera dar la vuelta al mundo... ¿Cuánto tardaría?

- Si su hermosa hada caminara tan deprisa como el sol, sólo tardaría veinticuatro horas.
El hada después de pensarlo un rato quedó satisfecha con la respuesta, así que pasó a la segunda pregunta:
II/ Si yo quisiera venderme... ¿Cuánto valdría?
Curruca respondió sin dudarlo:
- ¡Quince monedas de plata!
Cuando el hada oyó esta respuesta preguntó:
- ¿Por qué quince monedas?
- Porque a la Reina de las hadas la vendieron por treinta monedas de plata y es lógico pensar que siendo princesa valga usted sólo la mitad. »
Curruca se sintió feliz porque había ayudado a su nuevo amo. Para felicitar a Curruca, el hada le dio una zanahoria blanca, y el unicornio la comió y se convirtió en un guapo escudero tal como lo había sido antes de que a él también le echara mal de ojo el brujo malo. Y el príncipe azul se casó con la maravillosa hada.
El amor como siempre venció todos los sortilegios del feo y malvado brujo…
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Alice

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